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VIAJE AL PASADO
MARY POPE OSBORNE (¡Que vienen los dinosaurios!)

—¡Jack, Jack, ven aquí! —gritó Annie— ¡Mira! —la niña señaló una escalera de cuerda.
En la cima, se veía una pequeña casa suspendida entre dos ramas.
—Seguro que esa es la casa del árbol más alta del mundo —dijo Anrnie.
—¿Quién la habrá hecho? —preguntó Jack.
—No sé, pero voy a subir —dijo Annie, y empezó a subir.
Jack entró en la casa por un agujero que había en el suelo. La casa estaba llena de libros.

—Jack, este libro te va a gustar —dijo Annie, mostrándole un libro sobre dinosaurios. Entre las páginas sobresalía un separador de seda azul.
—Déjame verlo —dijo Jack, y abrió el libro de los dinosaurios por donde estaba el separador.
En la hoja había un dibujo de un reptil volador primitivo, un pteranodonte. Jack pasó el dedo sobre sus enormes alas.
—¡Increíble! —susurró—. ¡Cómo me gustaría ver un pteranodonte de verdad!
Jack observaba atento el dibujo de la extraña criatura cuando de pronto oyó un grito de Annie:
—¡Un monstruo! —gritó Annie, señalando la ventana de la casa.

—Vamos, Annie, déjate de tonterías —dijo Jack.
—¡No, de verdad! —insistió Annie.
Jack miró por la ventana. ¡Una enorme criatura volaba por encima de los árboles! Tenía una extraña cresta muy larga en la parte de atrás de la cabeza, un pico afilado y unas alas enormes, como las de un murciélago. ¡Era un pteranodonte de verdad¡ La criatura giró en el aire y fue directa hacia la casa del árbol. Parecía un planeador. Entonces, el viento comenzó a soplar. El viento se hizo tan fuerte que se oía su silbido. La casa del árbol comenzó a dar vueltas. Jack cerró los ojos con fuerza y se agarró a su hermana.

De repente, todo volvió a la calma, una calma absoluta. Jack abrió los ojos y vio que la luz del sol entraba por la ventana. La casa todavía estaba sobre las ramas del árbol, pero este no era el mismo roble de antes. Jack miró por la ventana. Observó el dibujo del libro y luego volvió a mirar por la ventana. Lo que había afuera era exactamente igual que lo que había en el dibujo.
El pteranodonte volaba por los aires. El suelo estaba cubierto de helechos y de hierba. A lo lejos se veía un pequeño riachuelo, una colina empinada, y un poco más allá había unos volcanes.

Jack empezó a leer lo que decía debajo del dibujo:
Este reptil volador vivió en el período cretácico. Desapareció hace sesenta y cinco millones de años.

No. Imposible. No podían haber aterrizado sesenta y cinco millones de años atrás. Se asomaron por la ventana y no podían creer lo que veían: justo allí, en la cima de la colina, había un inmenso dinosaurio.
—¡Viene hacia el árbol! —gritó Annie.
De pronto, algo golpeó fuertemente el roble. La casa del árbol se agitó como si fuera una hoja, y Jack y Annie cayeron entre los libros.

—¡Pide un deseo! —dijo Annie.
—¡Necesitamos el libro! —dijo Jack—. ¿Dónde está? Empezó a buscar entre los libros. ¡Allí estaba!
—¡Me gustaría estar en casa!
El viento sopló cada vez más fuerte y silbando. La casa del árbol giró cada vez más rápido. Jack cerró los ojos y agarró a Annie con fuerza. Por fin volvió la calma, una calma absoluta. Jack abrió los ojos. Se asomó por la ventana de la casa del árbol.
—Estamos en casa —susurró Annie.

—¡Jack, Annie! —gritó una voz en la distancia.
—¡Es mamá! —dijo Annie—. ¡Ya vamos!
Annie empezó a bajar y Jack siguió tras ella.
Unos segundos más tarde ya estaban de nuevo en el suelo y de regreso a casa.
—Nadie va a creer lo que nos ha pasado —dijo Jack.
—Pues no se lo diremos a nadie —dijo Annie.

Luego se alejaron del bosque y empezaron a caminar por el sendero.
A medida que iban pasando frente a las casas, su viaje a la época de los dinosaurios parecía cada vez más un sueño.
Lo único que resultaba real era este mundo y este momento.

—Mañana —dijo Jack en voz baja— regresaremos al bosque. Y volveremos a subir a la casa del árbol.

Mary Pope Osborne nació el 20 de mayo de 1949 en Fort Sill, Oklahoma (EE UU). Hija de un militar, su infancia se vio marcada por los continuos cambios de residencia de su familia. A los quince años de edad había pasado por Austria y por los estados de Florida, Virginia y Carolina del Norte en su país. Durante el instituto fue una apasionada del teatro y estudió Arte Dramático en la Universidad de Carolina del Norte. Después se mudó a Nueva York, donde continúa residiendo junto a su marido, Will Osborne, actor y escritor también, con quien se casó en 1976 y con el que ha escrito conjuntamente libros sobre mitos griegos. De 1993 a 1997 fue presidenta de la Authors Guild, la organización de escritores más veterana de los Estados Unidos. "La casa mágica del árbol" es su serie de libros infantiles más conocida, editada por SM en nuestro país. Entre los reconocimientos logrados obstenta el National Council of Teachers of English, el American Booksellers Association, el Ludington Memorial Award de la Educational Paperback Association y un Lifetime Achievement Award de su casa editorial en Estados Unidos. Le apasiona la mitología y ha viajado por varios países asiáticos, como Afganistán, Irán, Iraq, Pakistán, India y Nepal. Ha publicado más de cien libros y vendido millones de copias alrededor del mundo.
Revisado por: Alfredo Rodrigálvarez Rebollo